viernes, 23 de noviembre de 2012

Hortensias


Una de las opciones seguras a la hora de elegir una planta para el jardín es la hortensia. Este arbusto de hoja caduca, originario de Asia, también se conoce como Hydrangea. Sus vistosas flores, que crecen en racimos, alegrarán durante el verano todos los rincones verdes, con su amplia variedad de colorido. Aunque normalmente se ubica en exteriores, también es posible mantenerla como planta de interior hasta la floración.

Las yemas surgidas el año anterior dan lugar a tupidos racimos de flores durante el verano. En la planta se mantendrán en óptimas condiciones hasta cuatro semanas. Su colorido varía desde el blanco hasta el rosa o el azul. Este último es el tono más apreciado, que se consigue en suelos muy ácidos y con una proporción elevada de aluminio; además, existen productos que ayudan a mantenerlo y acentuarlo.

Una vez cortada, resulta muy atractiva para formar ramilletes que darán un toque de color al hogar. Para evitar que se marchite en poco tiempo, ha de conservarse en agua, a la que añadiremos azúcar, que proveerá los nutrientes necesarios. Tampoco situaremos el recipiente a pleno sol. Con estos sencillos cuidados podremos disfrutar de un arreglo floral natural durante varios días.

Extraído de:plantas.facilisimo.com




Hydrangea (nombre común hortensia) es un género que incluye unas 100 especies de plantas de flor nativas del Sur y Este de Asia (desde Japón a China, los Himalayas e Indonesia) y también en Norteamérica y Suramérica. Se conocen normalmente por su nombre común de hortensias. La mayoría de las Hydrangea son arbustos 1-3 m de altura, pero algunas son árboles pequeños, y otras son parras que alcanzan los 30 m trepando por los árboles. Pueden ser de hojas caducas o de hojas perennes, no obstante las más ampliamente cultivadas, que son especies de climas templados, son de hojas caducas.

Las hortensias producen flores desde el inicio de la primavera hasta finales del otoño; estas se encuentran agrupadas en ramos, en el extremo de los tallos. Cada flor individual de hortensia es relativamente pequeña; sin embargo, el despliegue de color está acrecentado por un círculo de brácteas modificadas alrededor de cada flor.

Sus flores pueden ser rosas, blancas, o azules, dependiendo en parte del pH del suelo. En suelos relativamente ácidos (pH entre 4,5 y 5) las flores se hacen azules, en suelos más alcalinos (pH entre 6 y 6,5) las flores adquieren un color rosa, y en suelos alcalinos (pH alrededor de 8) las flores crecen blancas.

Se puede forzar la coloración rosada de las flores, usando fertilizantes ricos en nitrógeno y fósforo y pobres en potasio, mientras que si se desean flores azules, los fertilizantes han de ser ricos en potasio y pobre en nitrógeno y fósforo. La floración azul también puede requerir el aporte de abonos acidificantes tales como: sulfato amónico, nitrato amónico, sulfato potásico, etc. También se puede añadir sulfato de aluminio si las medidas anteriores son insuficientes.
La coloración rosa se conseguirá con abonos alcalinos, como nitrato de calcio.
La adición cuidadosa de carbonato sódico al suelo puede producir una floración multicolor.
Las hortensias se cuentan entre las escasas plantas que acumulan aluminio. Obtienen el aluminio de los suelos ácidos, y forma complejos en la flor que les proporciona su color azul.

La hortensia se cultiva desde tiempos remotos como planta ornamental en Japón, y desde mediados del siglo XIX también de forma extensiva en otras áreas del mundo con climas templados. Es una planta ornamental muy popular por sus enormes cabezas florales, con la especie H. macrophylla siendo con mucho la más ampliamente cultivada con cerca de 600 cultivares conocidos. La poda regular evita que el arbusto crezca demasiado hacia arriba, lo que suele provocar que el peso de los tallos se haga excesivo, pudiendo las puntas de los tallos doblarse hacia el suelo y partirse.

Riego: En el período primaveral-veraniego los riegos de las hortensias tienen que ser abundantes y frecuentes, de modo que el sustrato siempre esté húmedo (pero no empapado).Además es aconsejable a menudo pulverizar la cabellera (con agua no calcárea) para crear un entorno húmedo congenial a la planta de hortensia, estando pero atentos al hecho que una excesiva humedad puede favorecer el desarrollo de mohos y parásitos.

Reproducción: La hortensia se multiplica por esquejes, que cortaremos de la planta tras la floración. Dejaremos que enraícen y los ubicaremos en una maceta o en el jardín en otoño o primavera. El suelo debe ser rico en nutrientes y ácido. Además, es importante no situarlos a pleno sol; se desarrollan mejor en sombra parcial. Además, el terreno ha de estar húmedo, pero al mismo tiempo, tendrá un buen drenaje, ya que los encharcamientos son perjudiciales. Si vivimos en una zona fría, la resguardaremos en el interior o en un lugar abrigado, ya que no soporta las heladas. Asimismo, tampoco crece bien en lugares demasiado cálidos o secos.

Plagas y enfermedades: Los insectos que afectan a la hortensia son el pulgón y la araña roja. Para eliminar el primero se aplica un insecticida específico, y para combatir la segunda utilizaremos un acaricida.
Las enfermedades también son un obstáculo para el desarrollo de la planta. Los hongos, como el oídio, producen la putrefacción del ejemplar, o daños en sus hojas. Un síntoma es la aparición de manchas. Para solucionar el problema, aplicaremos un fungicida. Otra enfermedad es la clorosis, que se produce por un ph demasiado alto, lo que conlleva falta de hierro en el sustrato. Lo percibimos por el tono amarillo que adquieren las hojas; no hemos de confundirlo con los cambios que se producen de forma natural en el otoño. Para combatirlo aplicaremos un producto específico, rico en hierro.

Cuidados necesarios: Este arbusto necesita una gran cantidad de agua, por lo que hemos de regarlo a diario, excepto en zonas donde llueve de forma habitual, donde podremos espaciarlo más. Es importante evitar la carencia de líquido, ya que las flores se marchitarán en poco tiempo. La poda también es necesaria; la llevaremos a cabo tras la floración. Para que la planta crezca vigorosa, añadiremos al terreno abono líquido cada dos semanas durante la primavera y el verano. Si el esqueje lo plantamos en maceta, tras la primera floración, es necesario trasplantar la hortensia. La mejor época para llevar a cabo esta tarea es después de la poda. Para no provocar la caída de las hojas, evitaremos hacerlo cuando éstas empiezan a crecer, así como durante los días de más calor del verano. A medida que va creciendo, el follaje adquiere más peso y, en ocasiones, hace que la planta ceda. Para evitarlo, es adecuado colocar varias cañas que ayuden a sostenerlo.

Extraído de: wikipedia









Cómo secar las hortensias para obtener flores secas para arreglos florales.

Si tenemos plantadas hortensias, y queremos utilizarlas como flor seca para arreglos florales, podemos seguir este procedimiento hacia el final de verano. Lo primero, es cortar las flores, quitarles las hojas y dejarlas secar colgándolas hacia abajo en un lugar cubierto y seco si el tallo es fino y débil, o en un vaso con agua o sin agua.




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